Por Julián Parra Ibarra
En la columna ‘Historias de reportero’ que se publica en El Universal y al menos un medio centenar de periódicos en todo el país, bajo el título ‘Tres Gobernadores bajo sospecha’ (http://www.eluniversalmas.com.mx/columnas/2014/05/106732.php) el periodista Carlos Loret de Mola escribe –y describe-, un tema que en este mismo espacio hemos abordado en más de una ocasión, respecto de Jorge Herrera Caldera y su relación con el presidente Enrique Peña Nieto y su Gabinete de Seguridad.
Dice Loret de Mola que “A casi un año y medio de haber tomado el poder, la administración de Enrique Peña Nieto ya tiene un diagnóstico claro sobre las condiciones de seguridad en todos los estados del país”.
Menciona que desde el arranque del sexenio, Peña Nieto encomendó al secretario de Gobernación, recorrer el territorio nacional con mayor énfasis en las zonas ‘más golpeadas por la narcoviolencia’, y reunirse con los gobernadores de esos estados ‘para establecer estrategias conjuntas de combate a la criminalidad’.
Luego de un primer ‘escaneo’ del territorio nacional, narra Loret de Mola, focalizaron los puntos de mayor problemática, y a estas alturas del partido ‘ya saben con quién cuentan y con quién no’, y que particularmente hay dos gobernadores –de los tres que, afirma, están bajo sospecha-, a los que sencillamente, el Gabinete de Seguridad del presidente Peña Nieto, no les tiene confianza.
Uno de ellos, es Jorge Herrera Caldera, gobernador de Durango, sobre quien las dudas se mantienen respecto de si en su caso, están frente a un tema de incapacidad, de inacción o de complicidad. Lo cierto es que -Egidio Torre Cantú y Ángel Heladio Aguirre Rivero, son los otros dos- el diagnóstico es muy claro: “no contamos con ellos».
En uno de los párrafos, Loret textualmente escribe: “Lo fueron a visitar desde el arranque del actual gobierno porque ya en diciembre de 2012 la zona de La Laguna (donde convergen varios municipios de Durango y Coahuila) estaba hirviendo en términos de ejecuciones, balaceras, secuestros, extorsiones y una sociedad arrinconada en sus libertades. Cuentan algunos funcionarios federales presentes en las reuniones que el mandatario estatal permanecía indolente e inactivo ante la situación, lleno de pretextos y excusas, y que incluso una de las juntas terminó en gritos”.
Loret cierra su columna con una cita textual contundente: “De sus reuniones con los mandatarios estatales, los hombres de confianza del presidente Peña llegaron a una conclusión: «donde hay mal gobernador, hay malas condiciones de seguridad»’.
En Durango, y particularmente la zona de la Comarca Lagunera que es donde mayor indolencia, desinterés y valemadrismo ha demostrado Herrera Caldera, las cosas no han mejorado mucho con todo y que del lado de Coahuila se haya logrado contener un poco la oleada violenta; aunque la incidencia delictiva sobre todo de los delitos del orden común, no llega a los niveles que todos quisiéramos; ni aunque el Gobierno Federal presuma en boca de su secretario de Gobernación , que La Laguna es un ejemplo a nivel nacional, y cuya ‘experiencia exitosa’ podría ser replicada en otras entidades del país, en materia de seguridad.
Durango es el único estado del país en el que le fue cerrado un Cereso porque no funcionaba como prisión, sino como centro de operaciones de un grupo delincuencial con el conocimiento y respaldo de los directivos del centro carcelario, y quién sabe hasta que tantos niveles hacia arriba alcanzaba la connivencia; y también, es el único en el que íntegros, los cuerpos policiacos de los dos principales municipios de la región económicamente más importante de la entidad, fueron desarticulados por sus relaciones con los grupos delincuenciales según afirmaciones de su momento de la fiscal Yadira de la Garza.
Un año y un trimestre más, las policias municipales de Gómez y Lerdo, siguen sin ser reactivadas, pese a que en mayo del año pasado en plena efervescencia electoral, el secretario de Seguridad vino a La Laguna a anunciar la convocatoria para integrar los nuevos cuerpos policiacos, cuyos elementos habrían de pasar por la Academia Policial de la entidad, y con cuyos egresados de la primera generación, estarían listos para salir a patrullar por ahí de principios de noviembre o a más tardar en diciembre.
Lo anterior no ha sucedido, porque la poca captación de aspirantes que se logró, se decidió que mejor se fueran a las corporaciones estatales, y Gómez y Lerdo siguieron sin policías municipales hasta la fecha, y sabrá Dios hasta cuándo vaya a seguir siendo así.
La mayoría de los trabajadores de la Vicefiscalía duranguense en tierras laguneras, perdieron la vida a manos de grupos delincuenciales, desde Ministerios Públicos, Agentes Policiacos, peritos, secretarias y hasta intendentes. La sede ubicada en los límites de los municipios de Gómez Palacio y Lerdo fue atacada en ‘ene’ número de ocasiones, hasta que el Ejército vino a cuidarlos, a resguardarles el edificio, a patrullar junto con ellos.
En el periodo sin policías municipales, los laguneros duranguenses han tenido que padecer un crecimiento exponencial de robos a casas habitación, asalto a negocios, robo de vehículos, asalto a transeúntes, casi todos con la variante de un alto contenido de violencia; padecieron los abusos de las corporaciones policiacas estatales que tenían (tienen) virtualmente bocabajo y con ‘la pata en el pescuezo’ a los ciudadanos, aún a los que recurre a ellos por haber sido víctimas de algún delito.
El único polo de desarrollo comercial creado hace unos meses se encuentra en riesgo de cerrar, porque los locatarios y clientes del mismo, están hartos de los robos y asaltos, sin que nadie los frene. En esta misma porción del terreno duranguense en lo que va del año se han perpetrado –o al menos los que se han denunciado- 52 violaciones a mujeres hasta cierre del primer cuatrimestre de este año.
Aquí a diferencia de Coahuila que ha pugnado por el cierre de casinos –como también lo ha hecho el Gobierno Federal-, funcionan los sitios de apuestas libremente, y el riesgo es que debido a la zona conurbada que es La Laguna, los delitos que no son atacados, en los que hay altísimas tasas de impunidad –que es el combustible para que más quieran delinquir sabedores de que nadie los incomodará- se puedan brincar al territorio coahuilense.
No cabe duda lo relatado por Loret en su columna del pasado jueves: «Donde hay mal gobernador, hay malas condiciones de seguridad». Ni más ni menos, pareciera que esas palabras hubieran sido pinceladas para dibujar de cuerpo entero al gobernador de Durango, Jorge Herrera Caldera.
Pero uno se pregunta como ciudadano por qué, si ya en el centro, en el Gobierno Federal saben y tienen conocimiento de lo que acá ocurre; por qué no, si tienen enormes y muy fundadas sospechas para no confiar ni en él ni en su gobierno; por qué no le investigan tantito por todo lo que acá ocurre, sobre todo si no saben si están frente a un tema de incapacidad, de inacción o de complicidad.
¿Por qué no? Y es pregunta nadamás ¿Por qué no?
Twitter: @JulianParraIba