Aguerrido, polémico y comprometido con las causas sociales, el obispo se prepara para despedirse de la comunidad católica, como manda el Derecho Canónico

UNIMEDIOS/INDIRA KAICEROS

Saltillo, Coahuila. 1 de junio de 2020.- Luego de varias décadas de trabajo pastoral, marcado por un intenso activismo social, cercano a los sectores más vulnerables de la población, no exento de polémicas y confrontaciones, fray Raúl Vera López se prepara para separarse de su cargo como obispo de Saltillo, al acercarse a su cumpleaños número 75, el próximo 21 de  junio.

En una charla virtual que ofreció a través de las redes sociales de la Diócesis de la capital coahuilense, Vera López hizo mención del canon 401.1 del Derecho Canónico, que dice: “Al Obispo diocesano que haya cumplido setenta y cinco años de edad se le ruega que presente la renuncia de su oficio al Sumo Pontífice, el cual proveerá teniendo en cuenta todas las circunstancias”, el cual fue implementado por el Concilio Ecuménico Vaticano Segundo.

“El día de hoy ya mandé mi renuncia. Yo me propuse entrando junio, como es el día 21, yo mando mi carta al Santo Padre, acaba de pasar eso”. Descartó que vaya a celebrar alguna ceremonia especial para despedirse de la feligresía.

El obispo explicó que a partir de ahora depende del Papa Francisco la designación de su sucesor, para lo cual no puede hablar de un plazo, pues, por ejemplo, cuando monseñor Francisco Villalobos Padilla (su antecesor) presentó su renuncia, la respuesta de Juan Pablo II, el entonces jefe de la Iglesia Católica, tardó 4 años en llegar, el 30 de diciembre de 1999.

“No renuncio para que me saquen de aquí. Yo no renuncio por flojera, es el Derecho Canónico. Lo dije claro, también dije lo que falta, lo que tiene que seguir. Cuando iba a ser el obispo de Chiapas, y que por circunstancia equis no fui el obispo, a mucha gente dije ‘quiero una audiencia con el Papa Juan Pablo II’, tuve una audiencia y llevé una relación, y le dije que para el momento que nombre una sucesión esta es la situación de la Diócesis, y años después sé que tuvo en cuanta mi carta, yo con todo gusto voy a Satillo, pero era mi obligación decirle la situación”.

El trabajo del fraile dominico, originario de Guanajuato, al frente de los católicos saltillenses ha sido cuestionado en diversas ocasiones, sin embargo él asegura que siempre ha respetado la obediencia a la investidura del Santo Padre, además de que mantiene los votos que juró como fraile, incluyendo los de castidad y pobreza.

Sobre el nombramiento de su sucesor, mencionó que el Episcopado Mexicano o el Nuncio pueden llegar a proponer a alguien, pero la decisión final es del Papa Francisco. Dijo desconocer si hay candidatos para sustituirlo. “A lo mejor hay un sacerdote en la Diócesis que tenga cualidades, pero a lo mejor no aquí”, señaló.

 

DESDE LA SIERRA CHIAPANECA

El nombre de Raúl Vera López empezó a sonar a nivel nacional durante la década de los 90, cuando surgió el movimiento armado en la sierra chiapaneca, debido a su activismo social junto al obispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz, en beneficio de las comunidades indígenas de aquel estado, que por siglos han sufrido el abandono de los gobiernos. Fray Vera López recordó su participación en medio del conflicto en aquel estado como obispo coadjutor.

“Cuando yo fui a Chiapas estaba el tema de una guerra sucia que habían hecho contra los indígenas que se atrevieron a pedir justicia y se armaron dentro de un ejército, un grupo mínimo. El Ejército Zapatista representaba un porcentaje muy pequeño de lo que era, pero la simpatía o lo que se llamaban las bases zapatistas sí eran muy grandes».

“Estaban en diálogo y la diócesis era mediadora, y no solo don Samuel, toda la Diócesis apoyaba en ese diálogo. Yo tuve que entrar en ese asunto, y por parte del Episcopado también estaba en una comisión. Me tocó el problema más grave que tuve en ese momento cuando estuve en Chiapas, que era que el Gobierno mexicano, a través del Ejército Mexicano, organizó paramilitares, los paramilitares eran también indígenas, les ofrecían armas, un uniforme y también les ofrecían un salario.

“Había paramilitares que no solamente mataban, sino que expulsaban de comunidades, saqueaban y quemaban casas, y también desmontaba las cooperativas, todo lo que habían logrado ellos, desmontaban los centros de salud que ellos habían creado y los echaban, no los dejaban continuar, les robaban su café y no podían entrar a cultivar sus tierras. Tuvimos que luchar a brazo partido. Llegó un momento en la masacre de Acteal en la que salió todo, que era el Ejército el que estaba armando a los paramilitares, y lo tuvieron que quitar”.

Cuestionado sobre su relación con Samuel Ruiz, a quién se llegó a asegurar que sucedería en la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, Vera López prefirió destacar su misión evangelizadora: “Don Samuel fue un hombre muy inteligente, conoció los documentos del Concilio Vaticano, eso fue lo que significó para mí, un hombre cambiado en su interior por su trabajo en el Concilio. Me dio mucha seguridad trabajar con él; yo lo que quería era crear una diócesis evangelizadora, entonces, me encontré con una organización que me ayudó a organizar la diócesis en el distrito de concilio, pero al llegar a ver la diócesis que don Samuel tenía y ver un obispo así me cambió la perspectiva de mi trabajo pastoral”.

 PASTA DE CONCHOS

No han sido pocas las veces que el obispo de Saltillo ha decidido levantar el estandarte de luchas sociales. Entre sus causas más conocidas destacan  la creación  del Centro Diocesano para los Derechos Humanos Fray Juan de Larios, su trabajo por los derechos de los migrantes, su lucha junto a las familias de personas desaparecidas y quizá la herida más dolorosa del Coahuila reciente: la búsqueda de justicia por los mineros de Pasta de Conchos.

Aseguró que nunca buscó tener una participación en la política, sino que su amor por el prójimo fue lo que lo llevó a trabajar por la justicia y por los derechos humanos. “Un día, celebrando la eucaristía, yo entendí que al decir ‘Por Cristo, en Cristo, en la unidad de Cristo…’ sabía que estaba ofreciéndole a Cristo a todos lo que estaban ahí, mujeres maltratadas, hambrientos. Yo dije ‘al terminar de dar misa tengo que organizar la pastoral’. Desde el punto de vista pastoral tuve que enfrentar la falta de agua, el tema de los migrantes de los desaparecidos, lo tuve que atender”, expresó.

“No hay otra manera de ser obispo. Si no atendemos a las víctimas, a los necesitados, no hay manera, esto es irrebatible. El Santo Padre lo dice: ‘lo más importante para el Evangelio son los pobres, si hacemos una evangelización de espaldas a los pobres, no la vamos a hacer al final de nuestra vida’. Lo que yo pueda hacer en ese terreno y en otros muchos, y seguramente en el camino me voy a encontrar más víctimas”, advirtió.

Por ello, para él, el trabajo que ha realizado junto a la familia Pasta de Conchos y los desaparecidos es de lo más satisfactorio, al lograr que sean reconocidos como sujetos y que sus demandas sean escuchadas. “Entendí que mientras no lográramos una organización en donde los mineros no fueran los sujetos, no íbamos a salir de eso. Me tocó no solo Pasta de Conchos, me tocó La Morita, y no me viene la tercera mina, una de ellas se inundó y otra explotó, entonces, por supuesto que yo quería que ellos fuera sujetos y el caso Pasta de Conchos ha evolucionado así, estoy muy contento, han disminuido en 90 % los siniestros gracias a Familia Pasta de Conchos”.

LOS RETOS DE LA DIÓCESIS

Fray Raúl Vera llegó a Saltillo en marzo de 2000, dejando atrás las montañas verdes de Chiapas, para establecerse en una sociedad muy diferente a lo que había conocido hasta ahora. “Yo aquí crecí mucho, aprendí muchas cosas, no conocía a las norteñas ni a los norteños. La obediencia me ha llevado a la sierra, en Guerrero; a la selva, en Chiapas; al desierto, aquí en el Norte, soy un afortunado”.

Entre los asuntos que quedan pendientes, coincidió que es urgente nombrar un sacerdote exorcista en Saltillo, pero admitió que no ha sido fácil encontrar uno tras la muerte de José Luis del Río Santiago, en julio de 2019, quien era el único sacerdote que realizaba exorcismos en Coahuila con autorización de El Vaticano.

Además, reconoció que actualmente la Iglesia católica sufre una crisis de vocaciones. “Me gustaría que hubiera más vocaciones, perdimos muchachos del Seminario en periodos recientes, eso no me dejó buen sabor de boca, pero, gracias a Dios, no ha habido año en que yo no ordenara. Ahorita ya están aprobados para ordenación, pero sí necesitamos trabajar más para vocaciones”.

A nivel nacional, confió en que en México se reinstaure un clima de seguridad, y comentó que se encuentra trabajando con un grupo de personas que tienen ese interés, incluso a nivel internacional. Así mismo, no descartó la idea de escribir un libro basado en sus memorias: “si me da la vida. No dejo de trabajar en lo que se necesita trabajar, todas las relaciones que tengo con la sociedad civil están esperando a ver si ya tengo tiempo para que trabajemos”, afirmó.

Finalmente, el fraile dominico se dijo contento, pero no satisfecho con lo que ha sembrado: “El pueblo de Dios me ha dado muchas satisfacciones, siento que no he sido lo suficientemente generoso, siento todavía deuda, pero servirle al pueblo de Dios fue lo más hermoso que me hubiera pasado en la vida”.

Por UNIMEDIOS DIGITAL

Agencia de Noticias fundada en noviembre de 2011 como un medio de información digital. Primer lugar en el Concurso Nacional Coberturas Periodísticas #PeriodistasContraLaTortura en 2022 organizado por Documenta. Dos premios estatales de Periodismo 2016 y 2018 en Coahuila en la categoría de Reportaje.