Por Julián Parra Ibarra
Después de la elección presidencial, el PRI en Coahuila reaccionó de inmediato no para lamerse las heridas, sino para mirar al frente y preparar la siguiente elección. Realizó de inmediato los cambios que se consideraron prudentes en la dirigencia estatal de su partido, designando como el nuevo líder de los tricolores a David Aguillón Rosales.
Hombre acostumbrado a trabajar, David se ha puesto de inmediato el overol, calzado las botas de trabajo rudo y comenzado a correr el lápiz. Sabe que no hay tiempo que perder porque estamos a un año de las elecciones para renovar las 38 alcaldías y, apelando a la frase que acuñara Rubén Moreira Valdez en su tiempo de presidente del PRI en Coahuila: Las elecciones se ganan un año antes ¿En la entidad el PRI las tiene ganadas?
Esa es justamente la tarea que tiene por delante David, y por tanto tiene que empezar a evaluar el papel que han realizado los alcaldes priistas del Estado para detectar los focos rojos, amarillos y verdes, y comenzar de inmediato el trabajo en las plazas que se considere en mayor riesgo.
De hecho, los propios resultados de las elecciones federales, marcan por sí solas hacia dónde hay que dirigir y enfocar las baterías, y entre ellos sobresalen, tres municipios que están en grave riesgo para el PRI, y que al mismo tiempo son de gran importancia por su tamaño y el número de votos que en conjunto, significan.
A simple vista, se alcanzan a advertir tres municipios de los llamados ‘grandes’ que significarán un gran reto para el nuevo presidente del PRI: Torreón, Monclova y Piedras Negras.
Saltillo y Acuña, los otros encuadrados en esta categoría por la densidad poblacional que tienen, no deberán representar mayor problema, porque Jericó Abramo Masso y Alberto Aguirre han hecho un buen trabajo. El primero de ellos fácilmente podría ser calificado como el mejor alcalde en funciones; y el municipio norteño, se ha destacado –junto con San Pedro, de Jorge Abdala Serna- donde el priismo está mejor trabajado y atendido.
En Monclova hay una mescolanza de grupos que entre ellos se han venido tirando la bolita respecto de una gran molestia que hay entre la gente. Los dos que más juegan al tenis con esto de las responsabilidades son el alcalde con licencia Armando Castro Castro, y el alcalde en funciones, Melchor Sánchez.
En Piedras Negras, como a Óscar López Villarreal no le costó la alcaldía ni realizó campaña y por lo tanto no estableció compromisos con los ciudadanos, realiza su labor bajo esa premisa: no está comprometido ni con la gente, ni con la ciudad, ni con nadie. Es muy proclive al trato déspota con la gente que se acerca en busca de apoyos o de soluciones a sus problemas, y es muy dado a confrontarse con sus gobernados.
Torreón es donde la situación alcanza los más altos niveles de gravedad: el Municipio está descabezado desde que empezó la administración, con un alcalde que heredó el deseo de ocupar la presidencia municipal, la buscó en una primera ocasión y la perdió frente a José Ángel Pérez, y no fue sino hasta la segunda que logró su objetivo, montado en la punta de la ola del mejor momento tricolor de los años recientes, cuando Rubén Moreira llevó al priismo coahuilense a ganar todo en las tres elecciones consecutivas que le correspondieron. Pero es como se dice en el argot futbolístico: este equipo no juega a nada.
Por segundo año consecutivo se ha presumido que se han logrado recaudaciones históricas en el pago del predial, y si en algo se pudiera decir que hay eficiencia es en el cobro de los impuestos:
Se clausuraron gran cantidad de espectaculares por todos los rumbos de la ciudad que tenían años sin pagar impuestos; se cerraron casinos; se embargaron propiedades de quienes adeudaban predial; se han actualizado los padrones de concesiones de alcoholes y se estableció un programa de ‘modernización del transporte’, y hasta se empezó a cobrar impuestos a los organizadores de carreras atléticas, en una de las zonas del país donde más competencias de este tipo se realizan, y quizá en la región del estado donde más se requiere de promover el deporte por sus altísimos índices de violencia.
Hasta ahí todo está muy bien. A nivel de recaudación se debiera entregar un premio al municipio de Torreón que inició el cobro de impuestos hasta a funerarias, a notarios públicos y a todo lo que se moviera en el municipio, apretando incluso a los que estaban al corriente en sus pagos impositivos pero que ocupaban un local rentado: no se les renovaba la licencia hasta que el propietario del predio rentado, pagara su predial.
Es decir, hasta de cobradores para el municipio la tenían que hacer los causantes para que se les renovaran sus licencias de funcionamiento, porque por mala suerte rentaban un espacio, cuyo propietario no había pagado el predial.
Pero el aplauso no puede ser completo porque para que la eficiencia y eficacia sea completa, se debe complementar con la otra mitad: eficiencia en el cobro, y eficacia en la aplicación de los recursos, y como dirían en mi pueblo ‘ahí fue donde la puerca torció el rabo’.
La administración está endeudada con la mayoría de sus proveedores, desde la CFE, PASA, hasta proveedores de pintura, rotulistas, de papelería y todo lo que consuma el municipio. No hay obras por ningún lado, se han incumplido los programas sociales, la ciudad paulatinamente se está quedando a oscuras, la inseguridad y la violencia es creciente, y la gente se pregunta ¿y el dinero apá? Ese no aparece por ningún lado.
Se han tomado ‘prestados’ 32 millones de pesos de las pensiones de los trabajadores, la captación de la modernización del transporte, de alcoholes y de todo lo que se pueda se destina para atender ‘prioridades’ que nadie sabe cuáles son pero que no se reflejan en beneficio de la ciudadanía.
Los torreonenses no están molestos, están encabronados y se preguntan ¿para eso quería ser alcalde Eduardo Olmos? No cabe duda que Torreón será no una piedra, sino una enorme roca que David Aguillón no podrá remover tan fácilmente en el camino rumbo a las elecciones del 2013. Veremos y diremos.
julianparra@coahuiltecamedios.com