Por Astor Ledezma
Cada vez son más los líderes políticos que felicitan a EPN por su nueva encomienda. En otros países reconocen que la elección ha terminado, al ganador y a quienes no fueron favorecidos.
En México, hay un sector de la población (AMLOísta, no tanto perredista) que conserva la esperanza en el dictamen del tribunal.
Así son ellos, personas con fe indestructible.
Cuando JVM reconoció su derrota ante los medios y el PRI se declaraba victorioso, los seguidores del peje decían que apenas se habían contabilizado el 20% de las casillas, que había que tener esperanza, sin pensar que cada representante de partido hace reporte de los votos y, por tanto, al interior de los partidos se conoce el resultado de la elección antes de haber finalizado con el cómputo.
Ahora su esperanza recae en la denuncia de compra de votos. Que presentando tarjetas electrónicas, mandiles y tortilleros van a invalidar la elección.
Ofrecer beneficios económicos con la intención de convencer al ciudadano, es una práctica que se realiza en todos los partidos. Aunque AMLO diga que no, y se de baños de pureza con el “plan para la defensa de la democracia y dignidad”, donde dicen luchar por la democracia y es justamente lo que se están llevando entre las patas al querer invalidar los votos de millones de mexicanos. Democracia no es que gane el peje.
Para que haya compra de votos se necesita de alguien que lo venda. El ciudadano es libre de aceptar la dádiva, de rechazarla, de aceptarla y votar por quien se le pide o no hacerlo. Incluso es libre de vender su voto. Es suyo. Y no somos quien para juzgarlos ni decir que son traidores a la patria o cualquier otra frase que acostumbre decir un perredista despechado. El mismo López Obrador aconsejó recibir el beneficio y votar libremente. Eso hicieron los ciudadanos. Claro, votar libremente no significa votar por él.
Pero la fe y la esperanza siguen en pie. Y es que los seguidores de AMLO parecen estar pasando por las 5 etapas del duelo: la etapa de negación se presentó después del primero de Julio; la segunda etapa, la ira, es la que padecen actualmente. Hay que ser considerados con ellos, decirles que hicieron un buen trabajo (palmadita en la espalda) pero que el proceso ya finalizó y hay que darle vuelta a la página.
Esperemos que la última etapa, la aceptación, llegue antes de que el tribunal haga su resolución para que la verdad no les caiga de peso.
Esperemos.