POR JESSICA ROSALES
UNIMEDIOS/ MÉXICO, DF.- México enfrenta en estos momentos un bloque contra la reforma fiscal por parte de un gran número de empresas extranjeras, inconformes por el impacto que tendrá esta ley en el sector económico mundial que, de aprobarse, dañaría en lo inmediato las inversiones previstas para el 2014.
María Fernanda Garza, Coordinadora en México de la Cámara Internacional de Comercio (ICC en sus siglas en inglés), organismo que está presente en 132 países, y agrupa a 6.5 millones de empresas con la vocación del comercio internacional, dijo que varios países han manifestado su preocupación por escrito al gobierno mexicano.
Algunos de estos países son Estados Unidos, España, Francia, Finlandia, Reino Unido, Alemania, Suiza, del Bussines Europe (que agrupa a las principales empresas en Europa), Japón, Australia y Chile, entre otros.
“A raíz de la propuesta de reforma fiscal que la Secretaría de Hacienda mandó al Congreso, en estos países que tienen inversiones en México empezaron a analizarla y a surgir preocupaciones en las empresas que hoy en día tienen inversiones en el país, pero estamos hablando de infraestructura, de empresas establecidas que generan empleo, no es capital golondrino”.
Explicó que la principal preocupación radica en el apartado que establece que: “aquellas empresas que tengan una matriz en el extranjero no van a poder deducir los pagos que hagan a su matriz si el país en el que esa matriz se encuentra tiene una tributación de Impuesto Sobre la Renta menor a lo que se tributa en México”.
Ejemplificó el caso de Alemania que tiene un impuesto federal de ISR del 15 por ciento, otro impuesto estatal del 15 por ciento, además impuestos municipales, por lo que las empresas alemanas tributan más que las mexicanas; sin embargo, como está planteada la propuesta fiscal en México lo que ocurrirá es que sólo se tomará en cuenta el impuesto federal y no podrá deducir.
Por lo anterior, destacó María Fernanda, se está solicitando a los senadores reflexionar la propuesta y no eliminarla, pero sí ajustarla a las circunstancias del mercado mundial con el único fin de que México no pierda competitividad y por lo tanto la fuga de inversión extranjera.