POR JULIAN PARRA IBARRA
SALTILLO, COAHUILA. 23 de febrero 2018.- Tan cerca y tan distantes a la vez, los estados de Coahuila y de Durango que tienen en común la zona de la Comarca Lagunera, enfrentan panoramas diametralmente opuestos de cara a las elecciones del 1 de julio próximo, si bien tienen en común el hecho de que la marca PRI a nivel nacional no goza precisamente de popularidad entre la tropa.
En Coahuila, con todo y que parece demasiado aventurado el pronóstico lanzado por Rodrigo Fuentes Ávila el día que tomó posesión como líder estatal del PRI, de que van a lograr ‘carro completo’, el escenario les es mucho menos adverso que a sus pares del otro lado del Nazas.
Para empezar, en el norte del país Coahuila sigue siendo ‘una mancha’ priista en medio de gobiernos de oposición y pareciera que si bien va a resultar complicado que recuperen algunos de los municipios en los que perdieron en la pasada elección, me parece que no van a enfrentar muchos problemas para que los suyos que van por la reelección por las alcaldías de tres años, logren su propósito. Sigo creyendo que la fórmula propuesta para el Senado romperá la ‘jettatura’ que desde hace casi dos décadas les ha impuesto el PAN.
En el asunto de las diputaciones creo que habrá buenos ‘agarres’ en algunos distritos, pero al final el balance no le será tan negativo.
En cambio en Durango, las torpezas de quienes tienen secuestrado al PRI y el crecimiento inesperado que ha tenido Morena en la entidad, los tiene al borde de irse hasta la tercera posición.
La declinación de Leticia Herrera a la candidatura por el 02 Distrito Electoral Federal de cara a la elección del 1 de julio próximo, presentada el viernes 16 de febrero, significa otro duro golpe al ya de por sí dividido priismo en la entidad.
El argumento esgrimido por la alcaldesa gomezpalatina fue –y en ese sentido tiene toda la razón-, que de participar en la elección a la diputación federal y
ganarla –como se supone que sucedería-, ya no podría regresar al puesto de Presidenta Municipal como había sido su promesa a los gomezpalatinos.
Para poder participar en la elección federal, Herrera Ale solicitó licencia para separarse temporalmente del cargo. Su intención era ganar la diputación, solicitar licencia en el Congreso Federal para que su lugar lo ocupara su suplente, Anavel Fernández para ella regresar a terminar su periodo al frente de la alcaldía gomezpalatina.
Sin embargo, en la revisión de la Constitución y las leyes en la materia, encontraron que legalmente no se pueden tener de manera simultánea dos licencias a puestos de elección popular, por lo que una vez ganando la elección para diputada, se tendría que quedar en la Cámara de Diputados federal.
Ante ello, Lety Herrera decidió cumplir su palabra empeñada de terminar hasta el último día su gestión como presidenta municipal de Gómez Palacio, y declinar la candidatura a la diputación.
Todo eso es cierto, pero en los hechos la decisión de Lety Herrera es un duro y seco golpe al vaupleado, dividido y devastado priismo duranguense y su dirigente estatal Luis Enrique Benítez Ojeda, que no sabe cómo controlar el barco en medio de la tormenta, y piensa hacerlo con buenos deseos, tratando de minimizar la salida de importantes cuadros priistas en la entidad.
No es poca cosa que cuadros como Héctor Vela Valenzuela, Otniel García, Marina Vitela, Juan Ávalos Méndez, César Aguilar y muchos otros más hayan encabezado la desbandada de priistas disconformes por la forma como Benítez Ojeda viene manejando el partido, por lo que decidieron irse al cobijo de otros partidos, principalmente Morena.
Aun así, Luis Enrique prefiere cerrar los ojos. Pero cerrar los ojos y pensar que no pasa nada, no desaparece los problemas.
La Laguna, no hay que olvidarlo, es el único bastión priista en la entidad, y sin la presencia de Leticia Herrera Ale en las boletas electorales, el tricolor está en grave riesgo de irse al precipicio ¿Será esta la ‘puntilla’ para el PRI en el Estado?