Por Julián Parra Ibarra
Hace seis años, Vicente Fox y sus enfermizos afanes por impedir que Andrés Manuel López Obrador participara en la elección por la Presidencia de la República, le llevaron a promoverle un juicio de desafuero para dejarlo fuera de la contienda, en una campaña de linchamiento que el tabasqueño logró librar debido en gran parte a la gran presión social que se generó en todo el país, y en todos los círculos.
Ese hecho y el desastroso y decepcionante gobierno del guanajuatense se convirtieron en una pesada piedra sobre las espaldas del entonces candidato panista a la Presidencia, Felipe Calderón Hinojosa, cuyo equipo de asesores sacó de la chistera operada por el español Antonio Solá, la tristemente célebre frase de ‘Andrés Manuel es un peligro para México’, que sumado a los yerros cometidos por el ‘Peje’, le hicieron perder la elección y llevaron a Calderón –‘haiga sido como haiga sido-, a la silla presidencial.
Seis años después, con un escenario muy distinto y con una percepción de que quien resultó ser un peligro para México fue otro que dejará tras de sí una estela de más de 60 mil muertes, el panismo vuelve a iniciar una campaña para tratar de influir en el ánimo de los electores en un desesperado intento por levantar la campaña de su abanderada, Josefina Vázquez Mota.
Más que presentar propuestas viables el blanquiazul ha lanzado, haciendo uso de sus tiempos oficiales, un spot que visto está que no será el único con esa tónica –salvo que el IFE los obligue a suspenderlos-, destinados al priista Enrique Peña Nieto, con esta nueva frase “Peña es un mentiroso. No cumple”.
Sin propuestas y con alrededor de 20 puntos de desventaja, el PAN presenta su versión 2.0 de aquél ‘Peligro para México’ para tratar de acortar distancias con Peña Nieto, pero con quien ha conseguido acortarlas es con Andrés Manuel López Obrador, con quien ya está en un virtual empate técnico y quien -no lo dude-, de aquí al 1 de julio podría desplazar a la autollamada ‘Jefa’ hasta el tercer lugar de la contienda, lo que para el panismo sería una verdadera tragedia, similar a la que sufrió el priismo sólo que éstos en un lapso de 12 años: pasar de ser Gobierno, hasta el tercer lugar.
Gustavo Madero, el dirigente nacional del PAN, ha lanzado una falacia que pretende que sea aceptada como verdad: Que en el 2000 en circunstancias muy similares, lograron remontar la desventaja para sacar al PRI de Los Pinos.
Eso es una mentira, porque entonces la popularidad y el arrastre de Fox, fincados principalmente en el ‘encabronamiento’ de la gente con el priismo, eran una ola creciente que nunca dejó de ascender.
Hoy, la gente siente un hartazgo por 12 años de gobiernos panistas en los que se ha tenido un crecimiento mediocre y un enorme incumplimiento en la generación de empleos, pero sobre todo desilusión y decepción por los casi seis años de violencia del ‘calderonismo’ que habrán de dejar al final de su sexenio cerca de 100 mil entre muertos y desaparecidos en todo el país.
Lo que sí es cierto que hace seis y 12 años, a estas alturas del partido –al mes de marzo- los candidatos del PAN estaban siete puntos atrás y remontaron para ganar, primero al priista Francisco Labastida Ochoa y después al perredista Andrés Manuel López Obrador.
Josefina dice que al arranque de las campañas hace seis años lograron remontar siete puntos de desventaja, y que lo volverán a hacer. Sólo que hay pequeñísimos detalles que valen la pena considerar:
Todavía en la elección anterior las campañas eran de un semestre, y esta es de sólo 90 días de los que ya se consumió casi 15 tratando de remendar y parchar su equipo de campaña y restañando heridas que quedaron abiertas tras la interna, según lo ha confesado, y que debió haber curado durante el periodo de intercampañas, y no en plena carrera de la Constitucional. Hace seis años se requerían poco menos de dos puntos mensuales para darle la vuelta a la tortilla; hoy con el tiempo que queda y para conseguir lo de hace un sexenio tendría que levantar casi 10 puntos por mes, y esperar que Peña Nieto retroceda en las preferencias electorales.
Hace seis años el papel del Presidente fue fundamental para tratar de evitar la llegada de López Obrador; hoy los resultados del gobierno calderonista son el principal lastre para Vázquez Mota. Todavía más, hoy Vázquez Mota con todo y las recomposiciones que ha tenido que ir haciendo sobre la marcha en su equipo de trabajo, tiene que luchar primero con el ‘fuego amigo’, entre ellos el del ex Presidente Vicente Fox, quien ha dicho que su corazón está con el PAN, pero que ‘su lado racional’ le indica que solamente un milagro impedirá que Enrique Peña Nieto y el PRI regresen a ‘Los Pinoles’.
Josefina ha dicho que quiere construir un México diferente, y que llevará a cabo una campaña diferente. La verdad, lo único diferente que le veo a esta campaña es la frase: han cambiado el ‘Andrés Manuel es un peligro para México’, por la de ‘Peña es un mentiroso. No cumple’. Pero la estrategia es la misma, el orquestador es el mismo. Después de seis años los hechos nos demostraron que el que fue un peligro para México fue otro.
En los casi dos meses y medio que restan de las campañas, como ciudadanos esperemos que la libertad de señalar los puntos oscuros de sus adversarios durante su paso por el servicio público, por la desesperación de verse y sentirse en desventaja, no los lleve a convertir la contienda en una auténtica función de lucha en lodo.
En su libro ‘El arte de la guerra electoral’, José Adolfo Ibinarriaga y Roberto Trad Hasbun, dicen que es un error pretender conseguir el voto de los electores haciéndolos tomar partido por la campaña del escándalo y la descalificación, y que uno de los más importantes que cometen los candidatos, es pensar que el elector no es inteligente y que está más preocupado por el entretenimiento de la contienda que por lo que realmente es importante para él (…) por sus preocupaciones más sentidas.
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