UNIMEDIOS/ TERESA QUIROZ.- Los migrantes que logran el sueño americano y cruzan a los Estados Unidos se enfrentan al reto más importante de su trayecto que es lidiar con el severo daño psicológico producto de los abusos físicos, extorsiones por parte de la delincuencia y autoridades, además del desprecio de una sociedad que no los ve como personas que buscan una mejor calidad de vida.
A decir de Alejandro, migrante salvadoreño, hospedado en la Casa del Migrante, cuenta que los migrantes indocumentados que pasan la frontera norte de México ya llegan con una autoestima baja y sumamente dañada, con temor hacia las autoridades y sin la confianza de acercarse a otras personas para pedir ayudar, además el daño emocional que les causa dejar a su familia.
Por lo tanto se les complica la comunicación y las posibilidades de integrarse al campo laboral, es decir, primero tienen que pasar por una etapa de reconstrucción psicológica para luego buscar trabajo, y es que Alejandro asegura que las ganas de salir adelante y poder contribuir con el sustento de sus familiares son los que en muchas ocasiones los motiva no dar marcha atrás.
“Pues a veces cuando nos vienen a dar platicas, pues si me dan ganas de regresar, pero no lo hago porque ya pase por mucho, noches sin dormir, días sin comer, pues si extrañas a tu familia pero es por ellos que sigo mi camino, ahorita estamos trabajando con un ingeniero regando tierras y pues ya con eso hacemos un ahorro para poder seguir el viaje y comunicarnos con la familia”.
“En lo personal a mi no me han tocado tratos que por parte de las autoridades, durante los pasos obligados mi trayectoria, pero si he pasado miedo, hambre y sueño y eso afecta mucho a uno, en su pensamiento”, dijo.
Afirmó que el sueño americano pasó de ser una aventura para dicho sector social, para convertirse en sufrimiento, ya que la pobreza que se vive en el Salvador, obliga a muchos de sus compatriotas a cruzar la frontera.
Sin embargo, Alejandro, lamentó que la necesidad económica de los migrantes y de sus familias es mayor que el temor por cruzar por México, y aseguró que todo sacrificio y peligro por el que pasan es por el bien de sus familiares y por sentido de sobrevivencia.
“A veces compañeros están golpeados y lesionados pierden un pie una pierna, un brazo, pero hay que ayudar a sus familias, todos los que llegan fueron víctimas de lesiones, golpes, robos y secuestros, y sufrimiento por estar lejos”, concluyó.