En el tintero
Por Jessica Rosales
Todavía el miércoles por la noche el PRI y el PAN estaban en empate técnico. Cada partido político con exgobernadores prófugos de la justicia que hoy enfrentan órdenes de aprehensión por lavado de dinero, defraudación fiscal y una serie de acusaciones graves por hechos cometidos durante sus administraciones.
Las ovejas descarriadas: Guillermo Padrés Elías, exgobernador de Sonora, por el PAN, y Javier Duarte, de Veracruz, por el PRI.
Por estos personajes, en fechas recientes, los líderes de los institutos políticos han sido severamente cuestionados, señalados y, sobre todo, criticados por la opinión pública.
Los mexicanos observan con atención los movimientos de los líderes de estos institutos políticos, Enrique Ochoa Reza en el PRI, y Ricardo Anaya Cortés en el PAN. ¿Quién reaccionaría primero? ¿Quién colaboraría con la justicia? ¿Quién lograría recuperar la confianza de los ciudadanos?
La reaparición sorpresiva del sonorense Guillermo Padrés Elías mediáticamente le da un punto al PAN sobre el PRI al entregarse a las autoridades y enfrentar las denuncias en su contra. Javier Duarte sigue prófugo.
Padrés asegura que es inocente, que se trata de una persecución política, y dice estar dispuesto a someterse a cualquier proceso penal tanto a nivel estatal como federal.
Su abogado, Antonio Lozano Gracia, exprocurador general de la República, tendrá que realizar un arduo trabajo para probar su inocencia. Gran parte de la población lo considera culpable.
En Coahuila, Guillermo Padrés es señalado por presuntamente financiar de forma ilegal la campaña del panista Guillermo Anaya Llamas hace 5 años y defraudar a pequeños empresarios mineros de esta entidad a través de la creación de la Promotora de Desarrollo Minero en Sonora, que sólo operó unos meses.
La sociedad está sedienta de que se haga justicia, pero ¿las autoridades serán objetivas o aprovecharán la situación sólo en un contexto político electoral?
Y es que para cualquier hijo de vecino que comete un delito, por menor que este sea, es común que de inmediato arriben decenas de patrullas para detener a los “criminales”. Pero en el caso de Padrés, tenía por lo menos 48 minutos sentado sin preocupación frente al periodista Ciro Gómez Leyva, quien lo entrevistaba en vivo.
Tal vez los ministerios públicos y altos funcionarios de la Procuraduría General de la República estaban como espectadores, pues nadie acudió a aprehenderlo. Tuvo que ser el propio Padrés quien abordara un vehículo para presentarse ante el juez que determinaría el proceder de la autoridad.
Mientras esperamos una correcta procuración de justicia, los partidos mueven sus cartas. Ya se había especulado antes, ¿el PAN no tenía contacto con Guillermo Padrés mientras se escondía de las autoridades? Lo dudo.
El PRI debe estar rezando en este momento por que aparezca Javier Duarte, porque la decisión del exgobernador de Sonora, aun cuando resulte culpable de los delitos que se le imputan, mediáticamente deja al tricolor en desventaja frente a la opinión pública.